El Gobierno turco parece estar decidido a no apagar el fuego que ha estallado en el sureste kurdo del país, permitiendo que así se propague.
Alrededor de 10.000 soldados respaldados por tanques han puesto en marcha nuevas operaciones masivas en varias ciudades de la región para despejar la zona de terroristas del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y la rama juvenil del PKK han sido constantes en las zonas urbanas desde su reanudación a mediados de julio, cuando el gobierno declaró que había congelado el proceso de paz kurdo en Turquía, que duró tan sólo dos años y medio. El proceso pretendía poner fin a casi tres décadas de levantamiento armado en el país que se ha cobrado la vida de unas 50.000 personas, incluyendo miembros de las fuerzas de seguridad, a través de medios no militares.
Desde el colapso del proceso de paz y su sustitución por intensos combates desde mediados de julio, alrededor de 300.000 personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares debido a los enfrentamientos y los toques de queda, mientras que las escuelas, los edificios gubernamentales y las casas han sido destruidas y las infraestructuras, deterioradas.
Sin embargo, no hay luz al final del túnel para una salida a este conflicto, que tiene el grave potencial de extenderse a toda Turquía, provocando una guerra civil. Por el contrario, el Gobierno turco no ofrece ninguna solución política para poner fin al conflicto y en su lugar decidió seguir luchando sin cesar. El Primer Ministro Ahmet Davutoğlu dijo el 16 de diciembre que las operaciones contra el PKK no se dejarán a media y que continuarán hasta que los pueblos queden limpios de terroristas. Sin embargo, Turquía cuenta con 30 años de experiencia en la lucha en la que ni el PKK se ha detenido ni el gobierno ha ganado la guerra en contra de esta organización a través de medios militares.
Los partidos de la oposición de Turquía han estado involucrados en una guerra de palabras con el gobernante Partido de Justicia y Desarrollo (AKP) en relación a la intensificación de la violencia, lo que reduce la esperanza de que el Parlamento pueda ser fundamental para poner fin al conflicto en el sureste del país.
La determinación de continuar la lucha en el sureste demuestra claramente la pérdida, por parte del gobierno turco, de la dirección de su gestión política del país en un momento en el que se ha enfrentado a varios desafíos en su región, con Siria sumida en una guerra civil, mientras que la agitación en Irak ha estado complicando aún más cualquier solución que pudiera encontrarse a la crisis en la región. El derribo de un avión de combate ruso a finales de noviembre por parte de Turquía, seguido por el envío de tropas turcas adicionales a Irak, son acciones que han sido contraproducentes, fortaleciendo aún más su papel como parte de un problema en la región, pero no como un actor capaz de llevar a cabo un cambio de juego.
Normalmente en esta época del año, la actividad del PKK cae, pero está claro que se siente su impulso. También es muy probable que todos los kurdos de la región consideren que la comunidad internacional respalda sus demandas generales para su reconocimiento.
La cuestión para Turquía, especialmente en el extranjero, es que las noticias son muy negativas, según me comentó un diplomático occidental que anteriormente ejerció en este país. “De hecho, todos los canales de televisión pintan un cuadro de un país que no se toma en serio la lucha contra el Estado Islámico de Irak y el Levante [ISIL], que derribó el avión de combate ruso sin una buena razón, que arrastra sus pies cuando se trata de cerrar su frontera con Siria, que está violando la soberanía iraquí al posicionar tropas en ese país sin permiso, que no ha logrado detener el flujo de refugiados hacia Europa, que está luchando contra su propio pueblo y que, según Amnistía Internacional, está maltratando a sus refugiados,” señaló la fuente.
“No, no hay ninguna simpatía hacia Turquía, y para ser sincero, el actual gobierno es despreciado. Tengo la sensación de que los asuntos van a empeorar y que Rusia no dejará de apretar las tuercas. Washington va a decir, naturalmente, las cosas correctas sobre el apoyo a Turquía, pero sospecho que muchos en el Gobierno de Estados Unidos “aman” el hecho de que [el Presidente ruso, Vladimir] Putin siga golpeando a [al Presidente turco, Recep Tayyip] Erdoğan en cada oportunidad que se le presenta,” argumenta mi fuente.
Aquí, en Ankara, la capital de Turquía, el Gobierno turco se dedica a realizar una propaganda masiva a través de un medio de comunicación sobre el cual tiene un control prácticamente total, creando la imagen de su país es serio acerca de hacer frente a los problemas en la región, al tiempo que justifica su lucha contra su propio pueblo.
En uno de los raros momentos en que una voz crítica ha aparecido en los medios de comunicación controlados por el gobierno, Altan Tan, un diputado del principal partido pro-kurdo, el Partido Democrático de los Pueblos (HDP), dijo a CNN Türk el 16 de diciembre que en el sureste hay una guerra. “Se entiende ahora que el Gobierno turco ha hecho planes de guerra con anterioridad a través de leyes de seguridad interna, y que ha realizado inversiones para la construcción de puestos militares en la región, y preparar así el terreno para poner fin al proceso de paz e iniciar la lucha,” afirmó.
LALE KEMAL
TZ