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Turquía fracasa en Irak

La agenda no tan oculta de Turquía

El despliegue militar de Turquía en Bashiqa, cerca de Mosul iniciada el 3 de diciembre, provocó otra crisis autoimpuesta para el Gobierno del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.

Desde aquí se informó hace dos semanas de que Turquía estaba más aislada que nunca tras el derribo de un avión de combate ruso el 24 de noviembre. Pero una vez que se ha metido en el agujero, al parecer, Erdogan no puede parar de cavar. El despliegue militar de 400 soldados y 25 tanques a un campo de entrenamiento turco para las fuerzas iraquíes y kurdas iraquíes peshmerga en Bashiqa con el fin de luchar contra el Estado Islámico (IS) fue considerado por Bagdad como fuera del ámbito de “entrenamiento”. Semih Idiz sugiere que el despliegue de Turquía fue probablemente un intento por parte de Erdogan “para establecer una esfera suní de influencia en los alrededores de Mosul.” Agrega Metin Gurcan que, además de intentar “ser uno de los actores clave para decidir sobre el futuro de Mosul,” Turquía está tratando de equilibrar la influencia iraní y “es particularmente difícil tras los avances del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) en Irak y Siria. Turquía quiere dominar militarmente la región de Shengal, que ha sido un puente entre el PKK y el partido kurdo nacionalista de la Unión Democrática (PYD) en Siria, para paralizar ese vínculo”.

La acción de Turquía provocó una protesta formal por parte del gobierno iraquí y dio lugar a una ola de denuncias y manifestaciones encabezadas por los partidos políticos chiíes iraquíes y las milicias, incluyendo una condena del ayatolá Alí Sistani, el clérigo chií más influyente de Irak. Fehim Tastekin informa que “entre los círculos políticos iraquíes, las políticas de Turquía son responsables de la caída de Mosul y el fortalecimiento del IS”.

Erdogan calificó la denuncia de Iraq ante las Naciones Unidas como “un paso no sincero”, y agregó que Turquía no puede permitirse el “lujo” de esperar al gobierno central iraquí en relación a las amenazas a la seguridad nacional de Turquía.

Rusia inmediata y formalmente saltó a la defensa de Irak en contra de lo que denominó “una intrusión ilegal” de Turquía en territorio iraquí, acelerando la caída libre de los lazos entre Ankara y Moscú sobre sus políticas en Siria. Kadri Gursel explica que Rusia está teniendo éxito en el aislamiento de Turquía. “Como un requisito previo para la intervención de Rusia con el fin de lograr sus objetivos, Moscú parece haber decidido que Ankara debe ser, por cualquier medio necesario, disuadido de mantener su política actual en Siria, y dio forma a su plan de juego en torno a este objetivo político. Por lo tanto, Rusia utilizó la ingeniería de crisis para arrastrar a Turquía a un enfrentamiento, lo que, al final del día, sería perjudicial para este último,” escribe Gursel.

Puede que esté llegando el momento de que Turquía haga una elección entre su “política de superficie” en apoyo a la coalición mundial contra IS, y su “política oculta” de derrocar a Assad, rompiendo el PKK y el PYD, y promoviendo un Islam fundamentalista suní que coincide con la orientación del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP). Esta “política oculta”, sin embargo, es difícil de ocultar, y es más bien un secreto a voces. Los errores de cálculo en lo que respecta a Rusia e Irak son cada vez más alarmantes, con consecuencias potencialmente devastadoras. Tales movimientos podrían, por ejemplo, empujar a Rusia e Irán a fomentar acciones directas o indirectas, en las que las fuerzas turcas comenzarán a sufrir bajas. Las protestas iraquíes contra Turquía podrían presagiar un movimiento de resistencia iraquí de tipo Hezbollah, muy bien armados y entrenados, fusionados de alguna manera con las fuerzas – cada vez más preparadas – vinculadas al clérigo radical chií Muqtada al-Sadr. Turquía ya ha causado bajas letales a Rusia y mientras tanto, se abre paso en la agenda del Consejo de Seguridad de la ONU, no sólo por sus recientes acciones en Irak, sino también por sus posibles violaciones de las resoluciones del Consejo de Seguridad relacionadas con combatientes extranjeros en Irak y Siria. Gursel nos recuerda lo que ahora es un secreto a voces: “De no haberse producido el uso indiscriminado por parte de los yihadistas del suelo turco desde 2011, las condiciones que dieron lugar al ascenso del IS no se habrían dado en el norte de Siria, y el IS no habría crecido lo suficiente como para convertirse en una importante amenaza para la seguridad del mundo entero.”

Hay informes según los cuales Turquía puede estar buscando desactivar la crisis, colocando el campo de entrenamiento bajo la autoridad de la coalición anti-IS y mediante la búsqueda de una mayor cooperación con Irak en relación a la seguridad fronteriza y la cooperación en inteligencia. Si es así, será para bien, y esta columna ha estado pidiendo dicha cooperación desde enero de 2014. La carga, por supuesto, está sobre Erdogan para finalmente dar un paso atrás en su enfoque desastroso y sectario y no tan oculto de la región, y unirse a la coalición mundial contra el IS sin las advertencias y amagos que han caracterizado a la política turca hasta la fecha.

Los kurdos de Turquía expresan su “ira contenida” contra el estado

La intervención de Turquía en Irak tiene lugar en el contexto de una escalada en su guerra contra el PKK. Irfan Aktan escribe que el asesinato del abogado kurdo defensor de los derechos humanos, Tahir Elci el 28 de noviembre, en el contexto de una campaña masiva del gobierno dirigida al PKK “ha alimentado no sólo el miedo, sino también una rabia latente contra el Estado en la región”.

Aktan escribe: “El número de víctimas desde los enfrentamientos de julio es realmente dramático, aunque varía según las fuentes. Al menos 14 distritos han experimentado toques de queda constantes, incluyendo el distrito sur de Diyarbakir donde Elci fue abatido a tiros. De acuerdo con los informes diarios de la Fundación Turca de Derechos Humanos, al menos 67 civiles y miembros de las ramas juveniles del PKK han sido asesinados en lugares bajo toque de queda. La Asociación de Derechos Humanos, por su parte, calcula que se han producido 63 ejecuciones sumarias, 43 asesinatos sin resolver, así como la muerte de 10 civiles, 105 miembros de las fuerzas de seguridad y 104 militantes del PKK en enfrentamientos armados en el sureste durante los primeros nueve meses del año. De acuerdo con los medios de comunicación afines al gobierno, 925 personas, en su mayoría miembros del PKK, fueron asesinadas entre el 22 de julio y el 14 de octubre. Unas 3600 personas fueron detenidas en operaciones de seguridad, incluyendo 864 que fueron arrestadas a espera de juicio. Los medios de comunicación a favor del gobierno no rehúyen el hecho de que el número de muertos incluye a 169 civiles, entre ellos siete niños.”

Aktan concluye que: “Teniendo en cuenta que los oficiales del gobierno siguen prometiendo un operativo de seguridad implacable en el sureste, la ‘Turquía democrática’ sigue siendo una perspectiva poco realista para los kurdos de Turquía en un futuro próximo. Ya sea que vienen porque ven la independencia como una opción más realista a la luz de la evolución en el Kurdistán iraquí y Rojava (el término que los kurdos utilizan para referirse al Kurdistán occidental en Siria) dependerá de nuevo de cómo el Gobierno del AKP y el Estado les traten.”

¿Está Irak enfrentándose a una “larga guerra étnica”?

Mohammed Salih escribe: “La escalada del conflicto entre las fuerzas de seguridad turcas y el PKK ha puesto al Gobierno Regional del Kurdistán de Irak (GRK) en una posición difícil, agregando otro elemento potencial de inestabilidad a las difíciles circunstancias con las que ya está lidiando. Los kurdos iraquíes se enfrentan a la amenaza que representa el IS a lo largo de una frontera de más de 1.000 kilómetros (621 millas) y están bajo una grave crisis económica. La propagación del conflicto PKK-Turquía en territorio kurdo iraquí supone otro gran desafío para el Gobierno Regional del Kurdistán.”

La alineación de Barzani con Turquía es impopular entre la mayoría de los kurdos iraquíes, que apoyan al PKK y al PYD sirio. No debería sorprendernos que haya poco apoyo “de base” para Turquía en el Kurdistán iraquí. Todo esto se produce en medio de una crisis política y económica en el Kurdistán iraquí, incluyendo la disminución de los precios del petróleo y la falta de confianza en las relaciones con Bagdad. Denise Natali escribió en septiembre: “A medida que la crisis financiera se profundiza, la corrupción continúa, la legitimidad política se ignora y los llamamientos para la descentralización son desatendidos. El Gobierno Regional del Kurdistán puede tener una separación administrativa, incluso de facto”.

Las tensiones étnicas parecen estar acercándose a una plena ebullición en todo Irak. Mohammed A. Salih, informando desde Sinjar, Irak, explica cómo “los intereses y agendas que compiten suponen un gran desafío para la futura estabilidad de la región dominada por los yazidíes.”

“A pesar de que los altos líderes políticos y militares iraquíes kurdos alegaron que la etapa sobre el terreno de la ofensiva fue llevada a cabo únicamente por parte de las fuerzas peshmerga, el PKK, sus aliados y algunos grupos yazidíes más pequeños, como la Fuerza de Protección Ezidkhan (HPE), jugaron un papel importante en forzar a IS a que saliera de Sinjar,” escribe.

Salih explica: “Cuando IS atacó Sinjar en 2014, las fuerzas peshmerga abandonaron sus posiciones dando lugar a atrocidades generalizadas contra la minoría religiosa por parte de la organización yihadista. Ese desastre creó un distanciamiento entre ciertos segmentos de la comunidad yazidí y el PDK [Partido Democrático del Kurdistán], dirigido por Massoud Barzani, cuyo mandato como presidente de la región del Kurdistán en la actualidad está en disputa por algunas facciones kurdas que dicen que dicho mandato ha expirado. El PDK había intentado hacer las paces con la comunidad yazidí desde entonces, mediante la asignación de un papel más destacado y de autoridad a figuras como Qasim [Shesho]. Todavía hay alrededor de una docena de distritos y aldeas yazidíes al sur de Sinjar en manos de IS, pero las visiones conflictivas entre los grupos kurdos y yazidíes en cuanto a cómo administrar el Sinjar tras el IS están en marcha. Durante una rueda de prensa por la victoria el 13 de noviembre, cerca de la localidad de Sinjar, Barzani se comprometió a hacer esfuerzos para convertir a Sinjar en una provincia dentro del territorio del Kurdistán iraquí.”

Adnan Abu Zeed informa sobre enfrentamientos entre peshmerga y fuerzas árabes y turcomanas en la ciudad multiétnica de Tuz Khormato, todavía nominalmente bajo el control del gobierno central en lo que se conoce como los “territorios en disputa” en Irak. La animosidad en las zonas en disputa se ha extendido a la capital iraquí. Abu Zeed escribe que “los ataques contra los kurdos fueron llevados a cabo el 29 de noviembre en Bagdad, cuando los grupos armados afiliados a facciones chiíes coaccionaron a familias kurdas para dejar sus casas y les pidieron que viajaran hacia la región del Kurdistán iraquí, en el norte de Irak. Los kurdos condenaron enérgicamente la acción, que fue seguida por reuniones entre ambas partes en Bagdad mediadas por Irán y los partidos del el gobierno iraquí. El resultado fue una relativa calma en Tuz Khormato.”

Abu Zeed especula que la desconfianza de los kurdos iraquíes está aumentando y que “el control de las zonas en disputa por parte de las fuerzas kurdas [GRK peshmerga] podría desatar una larga guerra étnica, sobre todo en Kirkuk, después de que IS sea obligado a salir del territorio iraquí. En base a eso, algunas personas pueden ser escépticas en relación a la afirmación del Gobierno Regional del Kurdistán, según la cual tiene la intención de poner fin a la lucha contra el IS. Algunos, de hecho, sospechan todo lo contrario: que el Gobierno Regional del Kurdistán está tratando de extender la lucha para consolidar la presencia kurda en las zonas en disputa, incluyendo Tuz Khormato.”

Mientras tanto, el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara aprobó un proyecto de ley para armar directamente a las fuerzas kurdas iraquíes, demandando que los Estados Unidos únicamente “consulten” a Bagdad. La legislación fue criticada por la embajada iraquí en Washington como “imprudente e innecesaria”, y añadió en un comunicado que el proyecto de ley promueve “divisiones artificiales entre los iraquíes [que] sólo pueden constituir una distracción a la lucha contra nuestro enemigo común,” según lo informado por Julian Pecquet .

Rusia rechaza a los “terroristas” en la oposición siria

El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso afirmó en un comunicado el 12 de diciembre, que “no puede estar de acuerdo con un intento realizado por el grupo que se reunió en Riad para monopolizar el derecho a hablar en nombre de toda la oposición siria.”

Rusia rechaza a “los terroristas de todo tipo” que participan en el proceso político sirio. El Reino Hachemita de Jordania tiene la tarea, según las declaraciones de Viena, de considerar qué grupos armados sirios son “terroristas” y, por tanto, los que serán excluidos de las negociaciones. Rusia considera que Ahrar al-Sham y Jaish al-Fatah son dignos de ser considerados entidades terroristas potenciales. La posición de Moscú es que el enviado de la ONU en Siria, Staffa de Mistura, y no Arabia Saudita, debería convocar a las partes sirias, según lo estipulado en los acuerdos de Viena.

Abu Mohammed al-Golani, el jefe de Jabhat al-Nusra, filial de al-Qaeda en Siria, condenó la reunión de Riad, declarándola un “complot” que debe ser “frustrado.” La cuestión es si esos grupos que colaboran con Jabhat al-Nusra “sobre el terreno”, como Jaish al-Islam y Ahrar al-Sham, cortarán sus vínculos con Jabhat al-Nusra, o sucumbirán a la presión de Jabhat al-Nusra para resistir a las negociaciones políticas, o tal vez dividirse por sí mismos en facciones. También existe la posibilidad de que la iniciativa saudí pueda llevar a una guerra abierta entre el IS y Jabhat al-Nusra, por un lado, y las otras facciones que participaron en la reunión de Arabia Saudita por el otro.

ALM

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