Ethel Bonet (Beirut)
Como cualquier adolescente, Basima soñaba con casarse con un príncipe azul. Pero su cuento de hadas terminó la noche de bodas. A sus 14 años su padre, Abu Jalil, la forzó a casarse con un hombre de buena posición económica y se la llevó lejos del campo de refugiados en Zahle (valle de la Bekaa). Una boca menos que alimentar en esta familia numerosa de siete hijos, oriunda de Homs.
La vida de esta niña refugiada se convirtió en un infierno. Basima pasó tres meses con su marido y cada día llamaba por teléfono a sus padre para pedirles volver con ellos al campamento. La niña, incluso, amenazó a su padre con suicidarse.
La pesadilla de Basima acabó hace seis meses. Cuando regresó con sus padres, la niña estaba embarazada, pero perdió al bebe.
“Abusaba de mi física y psíquicamente”, rememora la niña.
Cuando no quería tener sexo con él, le castigaba psicológicamente, ignorándola y dejándola encerrada en la casa. “A veces no aparecía en dos días, y tenía que dormir con sus hermanas. Yo prefería estar con ellas que tener que dormir con mi esposo”, explica Basima.
Abu Jalil se arrepiente de haber obligado a su hija a casarse. “Lo hice por dinero. Su pretendiente tenía tierras y negocios. Pensé que era una buena idea y que iba a poder ayudar económicamente a mi familia”, lamenta el padre de la niña.
El marido de Basima no quiere darle el divorcio y le exige al padre una indemnización económica de 750 dólares para dejarla libre.
Ahora Basima intenta recuperarse de aquel trauma, con la ayuda de las especialistas de la ONG Beyond. La adolescente quiere volver a estudiar y tener un trabajo el día de mañana.
Historias como la de Basima se repiten en todas las comunidades de refugiados en El Líbano, Jordania, Turquía e Irak.
Según un estudio de UNICEF, uno de cada cinco matrimonios en los campamentos de refugiados son forzados con menores de edad. En muchos casos se debe a problemas económicos, lo que obliga a los padres a entregar a sus hijas adolescentes como esposas para recibir algo de dinero.
“Nos han llegado casos de todo tipo”, explica a PUNTO DE VISTA la doctora Houda.
“Niñas que han sido abusadas sexualmente por unas semanas; otras que llegan embarazadas. Es terrible”, denuncia la psicoterapeuta.
En el lucrativo negocio de las novias adolescentes están implicados los clérigos musulmanes.
“Los jeques reciben en la mezquita a pretendientes del Golfo preguntando por novias adolescentes y ellos mismos hacen de mediadores para convencer a los padres a ofrecer a sus hijas en matrimonio”, denuncia la doctora.
A veces los padres reciben directamente un sms de un desconocido “ofreciendo entre 2000 y 2500 dólares por casarse con su hija”, asegura Houda.
A veces pagan sólo una parte. Se las llevan a los hoteles y antes de regresar a su país, le devuelven la niña a los padres”, advierte la doctora.
La sharia (ley islámica) permite los matrimonios con menores de edad y es bastante común en la sociedad musulmana que niñas a partir de 15 años estén casadas.
“Los jeques van a ver a los padres y les dicen que todo es legal y que es mejor que sus hijas estén casadas para evitar que otros hombres puedan abusar de ellas”, critica Houda.
En realidad, se trata de un sucio negocio para permitir a los “rectos” musulmanes salafistas abusar sexualmente de una menor durante unas semanas y después las devuelven a los padres.
En ocasiones, también ocurre que cuando una mujer siria llega con sus hijos sin su esposo, -bien porque está detenido, luchando, o ha muerto-, los propietarios libaneses que les alquilan una habitación “les hacen una oferta de quedarse con una de sus hijas a cambio de vivir gratis”, exclama Houda.
El principal problema es que son niñas y aún no saben nada de las relaciones sexuales y mucho menos de cómo criar a un bebé. Cuando regresan están traumatizadas y les es muy difícil reintegrarse con los otros niños o volver a la escuela.
“En las sesiones les enseñamos a volver a confiar en si mismas, que crean que ellas no han hecho nada malo”, explica Polin, la terapista.
“Es muy difícil poder controlarlo. Que una niña adolescente se case es normal en la sociedad musulmana. Pero en muchos casos lo único que se busca es tener sexo y no una esposa y después de un tiempo, las abandonan”, advierte Polin
“Como no podemos detener este fenómeno, tratamos de hacerlo de una manera muy sutil, ya que (las familias) pueden pensar que estamos llegando con ideas occidentales y queremos romper con las tradiciones”, manifiesta.
“Las madres, que fueron forzadas a casarse a edades tempranas, por lo general te dicen que no estaban contentas de haberlo hecho. Pero después algunas de ellas hacen lo mismo con sus hijas, porque es la tradición -. Incluso sabiendo que no es su derecho y es injusto”, critica Polin.