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La política de Turquía para apaciguar a los saudíes

Turquía reaccionó tres días después de que estallaran las tensiones entre Arabia Saudita (dominada por los suníes) e Irán (de mayoría chií) por la ejecución por parte del primero de un destacado clérigo chií el 2 de enero junto con otros 46 presos.

Las misiones saudíes en Irán fueron atacadas por manifestantes poco después de la ejecución del clérigo chií, Nimr Baqir al-Nimr. Una declaración del Ministerio de Asuntos Exteriores de Turquía publicada el 5 de enero condenó los ataques a las misiones diplomáticas de Arabia Saudita en Irán, pero no criticó las ejecuciones masivas llevadas a cabo por Riad. Del mismo modo, el Presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, que se encontraba, por casualidad, en Arabia Saudita poco antes de que comenzaran las tensiones entre los dos países, criticó fuertemente a Teherán el 6 de enero por no proteger las misiones diplomáticas de Arabia Saudita en Irán.

Sin embargo, previamente a la condena de Turquía, el liderazgo iraní ya había ordenado una investigación sobre los enojados manifestantes quemando y destruyendo documentos en la Embajada de Arabia Saudita, al mismo tiempo que condenaba las ejecuciones.

El propio Irán no estaba de acuerdo con las protestas violentas contra las misiones saudíes en su territorio, y Ankara, por tanto, no debería haber reaccionado innecesaria y fuertemente ante las protestas.

Además, la descripción de Erdoğan de la ejecución saudita de críticos del régimen como una cuestión doméstica no fue apropiada, ya que las violaciones de los derechos humanos son un tema de preocupación para la comunidad internacional y no pueden ser descritas como un asunto interno. Erdoğan, en sus observaciones del 6 de enero, defendió a Arabia Saudita afirmando que las ejecuciones eran una “cuestión de derecho interno.”

Mientras tanto, en otra demostración de las opiniones a veces divergentes entre Erdoğan y el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), con el que Erdoğan ejerció como Primer Ministro durante 12 años antes de convertirse en presidente en el año 2014, uno de los principales ministros del partido condenó las ejecuciones.

Pensábamos que el sentido común había prevalecido en Ankara en relación a la crisis entre Arabia Saudita e Irán cuando el Viceprimer Ministro Numan Kurtulmuş criticó el 4 de enero a Riad por las ejecuciones, en particular aquellas por motivos políticos ya que, según sus palabras, no contribuirían a la paz regional en absoluto.

Sin embargo, en contraste con las declaraciones hechas por Kurtulmuş, el sentido común fue sustituido inmediatamente por otro enfoque irracional en política exterior cuando tanto Erdoğan como el Ministerio de Asuntos Exteriores se posicionaron del lado de los saudíes en su conflicto con Irán.

Este es otro reflejo de la tan criticada búsqueda por parte de Turquía de una política sectaria en apoyo de los suníes.

Además, Erdoğan y el AKP, al situarse del lado de Arabia Saudita en su conflicto con Irán, demuestran la política de apaciguamiento de Ankara en relación a Riad. Esto a pesar del hecho de que Riad ha tomado recientemente posturas que normalmente deberían molestar a Ankara.

Riad ha estado poniendo su sello en diversas políticas y decisiones árabes anti-turcas.

Por ejemplo, la Liga Árabe, de la que Arabia Saudta es miembro, emitió una declaración el año pasado condenando el despliegue turco de tropas adicionales en un campamento militar en Bashiqa, cerca de la ciudad iraquí de Mosul ocupada por el Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIL).

Por otra parte, el régimen saudí ha apoyado al jefe general del ejército egipcio convertido en presidente, Abdel Fattah el-Sisi, cuando derrocó al presidente egipcio, Mohamed Morsi, en 2013 mediante un golpe militar. Por el contrario, Turquía condenó a Sisi por su golpe de Estado, así como por acorralar a miembros de los Hermanos Musulmanes y ejecutar a muchos de ellos, lo que llevó a ambos países a romper relaciones.

Mientras se encontraba en Arabia Saudita a principios de este mes, Erdoğan confirmó que Turquía estaba tomando parte en una alianza militar suní liderada por Arabia Saudita en una clara política de mayor apaciguamiento del régimen saudí.

Es difícil entender por qué el gobierno turco y su presidente están prestando apoyo a Arabia Saudita en su conflicto con Irán a pesar de que Riad no se ha posicionado necesariamente del lado de Ankara en muchos temas que van en contra de los intereses turcos, como se ha citado en algunos ejemplos previamente.

Por encima de todo, forma parte del interés nacional de Turquía no tomar partido en el conflicto entre Arabia Saudita e Irán con el fin de que pueda aprovechar la oportunidad de restaurar su imagen a nivel regional, una imagen que se ha visto empañada por sus políticas sectarias en apoyo de los suníes.

También es importante señalar que Irán es la principal fuente de las importaciones de petróleo por parte de Turquía y la segunda después de Rusia en las importaciones de gas. Según esto, Turquía se enfrentaría potencialmente a sanciones iraníes sobre sus necesidades de hidrocarburos en forma de represalias por parte de Teherán contra Ankara por mostrarse del lado de los saudíes.
LALE KEMAL/TZ

Turquía reaccionó tres días después de que estallaran las tensiones entre Arabia Saudita (dominada por los suníes) e Irán (de mayoría chií) por la ejecución por parte del primero de un destacado clérigo chií el 2 de enero junto con otros 46 presos. Las misiones saudíes en Irán fueron atacadas…

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