Jesús Nuñez es codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH) y uno de los especialistas más relevantes de nuestro país, colaborador en una gran cantidad de medios de comunicación españoles e internacionales.
Especialista en temas de seguridad, construcción de la paz y prevención de conflictos, especialmente en el mundo árabo-musulmán.
¿Se puede entender la guerra Siria como una lucha de un pueblo por la libertad política y social, o bien como un conflicto internacional entre grandes potencias?
Entiendo que, efectivamente, como ha había sucedido en Túnez en Egipto y en Yemen, es una respuesta de la ciudadanía siria con esos lemas de libertad, dignidad y trabajo, en un momento en que se intentaba librar de un régimen político que mostraba un perfil represivo sobre el conjunto de la población, y que no garantizaba llevar adelante una vida digna
A partir de ahí, sobre todo a medida que se van aprovechando las oportunidades de unos actores y otros, y por lo tanto se va asentado la violencia en la que estamos, es un conflicto que hay que dividir en tres niveles, en primer lugar, un conflicto violento entre un régimen que trataba de resistir al poder de una oposición fragmentada y diversificada, y que trata de derribar a ese régimen político, en un segundo término hay una guerra por interposición entre potencias internacionales que sitúan a Irán por un lado apoyando al régimen de Bashar Al Asad, y por otro lado Arabia Saudí intentado contrarrestar la emergencia de Irán como un líder regional, con el añadido de otros actores como Turquía, Catar etc, y un tercer factor o nivel que nos sitúa con EEUU y Rusia al frente de un nuevo contexto de confrontación global, de una Rusia que pretende volver a ser un actor global, y que utiliza Siria como tradicionalmente lo ha hecho, es decir, como su pieza fundamental en Oriente Próximo, mientras que los EEUU ejercen su papel de líder hegemón mundial. Por lo tanto, simultáneamente, se dan estas tres líneas de conflictos.
¿Cómo es posible el aparente cambio de posición occidental en lo que respecta a la crisis siria, es decir, de alentar unas revueltas contra Bashar el Asad, al momento actual, bombardeando las posiciones del Estado Islámico?
No hay de hecho una única posición de occidente, sino posiciones distintas de unos y otros. Lo estamos viendo actualmente, ya después de 4 años y medio de conflicto, pero es cierto que en términos generales, occidente mostró una vez más, y ya son muchas, su pasividad respecto a lo que estaba allí ocurriendo, es decir, una población civil que se estaba levantando pacíficamente contra un dictador y que no fue apoyada en ningún momento por occidente para intentar producir un cambio sin violencia. Cuando empezó la violencia, comenzó a dibujarse un panorama de fragmentación de los opositores y los rebeldes que llevó a ciertos países occidentales a alinearse, apoyando a algunos de esos sectores como al Ejército libre sirio, aunque no contó con el apoyo de todos. A partir de 2013, con el uso de armas químicas, terminaría por provocar una intervención militar de EEUU y otros, y sin embargo, con una hábil jugada diplomática por parte de Moscú, se consiguió evitar esa intervención militar y seguir consolidando la existencia del Assad, como hoy día ocurre por parte de Moscú, y se han ido mostrando la diferencia entre quienes piensan que se ha de provocar la caída del régimen y aquellos que piensan que la prioridad fundamental debe de ser la derrota de Daesh en el escenario sirio e iraquí, y por tanto todo eso debilita y dificulta la adaptación de una estrategia única para conseguir un único objetivo, provocando una prolongación del mismo, más tragedia, más violencia y en definitiva más población civil o bien muriendo en ese escenario o bien tratando de escapar del mismo, tal y como estamos viendo con las crisis de refugiados a las puertas de Europa.
¿Cuál es la posición de España en su lucha contra el ISIS o Daesh?
España en el ámbito internacional, y en este caso en concreto, no tiene una posición perfilada sino seguidista de los países de nuestro entorno, y en ese sentido no hay nada representativo que podamos destacar del tipo de intervención que España ha ido mostrando. España toma como referencia posiciones ya consensuadas. Donde ha intentado marcar diferencias es en la línea de considerar al régimen del Assad como un interlocutor necesario y un mal menor. Por lo tanto quien había sido visto como un genocida que había que eliminar necesariamente, ahora empieza a ser como un protoaliado local con el que hay que contar para poder enfrentarse con tropas terrestres para encarar a Daesh en el territorio sirio, y por lo tanto parece que comienza a olvidarse toda la tragedia y la responsabilidad del régimen en lo que ha sucedido hasta ahora para entender que no tenemos mejor opción en la medida en que ningún país occidental ni España tampoco va a introducir tropas terrestres sobre el terreno y sabiendo que es necesario contar con ese componente terrestre para luchar contra Daesh, parece que se va confluyendo en esa posición de retomar el contacto e interlocución con el propio Al Assad, y ahí está España también.
Durante años, se ha hablado del islamismo moderado como una forma de gobierno válido para aquellas sociedades de mayorías sociales islámicas, sin embargo, ahora asistimos a algo que quizás nadie o pocos esperaban, es decir, una cierta radicalización desde varios espectros del islamismo internacional.
Por otro lado, tenemos el ejemplo de Turquía, como ese faro que iba a seguir muchos países…
Creo que lo que está sucediendo en la región es que estamos atrapados en nuestro propio juego. Occidente está atrapado en la medida en que dice promover una serie de valores y principios que entre otras cosas pasa por la expresión libre de la población en lo que respecta a sus preferencias políticas. Se ha presionado mucho a lo largo de más de 20 años para intentar convencer a los grupos islamistas radicales para que se incorporaran al proceso político y se aceptara el veredicto de las urnas. El ejemplo que tenemos en Argelia, cuando el FIS ganó las elecciones municipales y legislativas en el año 90, y eso provocó un golpe de estado por parte de los militares argelinos, que fue bendecido por occidente en la medida en que nos libraba de un interlocutor aparentemente indeseable, recordamos el territorio palestino cuando Hamás consiguió la victoria en el año 2006, tras poner en marcha unas operaciones de castigo e intentar eliminarlo, fragmentando la resistencia palestina. Y recordemos la victoria dada a Mohamed Mursi, de los Hermanos Musulmanes, aunque poco después se dio un golpe de estado con las bendiciones de los países occidentales.
En definitiva lo que se les está diciendo a los islamistas radicales es que no tienen sitio en el juego político, que todo realmente era, dicho coloquialmente, una tomadura de pelo, y que por lo tanto no nos puede extrañar que tras estos ejemplos que he citado, los islamistas radicales, después de un debate intenso en su propio seno, tomaran la decisión de apuntarse al juego político y someterse a las urnas, aceptando lo que dijera la población, mientras que cuando se han visto con la victoria en las manos se les ha quitado de inmediato con golpes militares. No nos puede extrañar así que se radicalicen más de lo que lo estaban, y que algunos den el paso hacia el terrorismo yihadista, entendiendo que quieren conquistar el poder y que en vez de hacerlo por las buenas lo hagan por las malas.
¿Sucede esto en la actualidad?
Esto está sucediendo claramente en la actualidad, no nos puede extrañar. Si los Hermanos Musulmanes en Egipto son declarados una organización terrorista con millones de simpatizantes y militantes de gente que les apoyan, puede que algunos de ellos den el paso definitivamente hacia la violencia yihadista, es algo previsible. El islamismo radical no se trata de una cuestión de si nos gusta o no a los occidentales, sino de una cuestión que determina que cada vez que las sociedades arabo musulmanas son cuestionadas sobre cualquier preferencia política, no tienen ninguna duda en dar su apoyo a las organizaciones islamistas radicales. Y a partir de aquí, tendremos que ver si aceptamos eso, si lo seguimos demonizando o si abrimos espacios de interlocución con ellos. Y realmente hasta ahora la corriente dominante es demonizarlos en ese contexto amplio del Islam visto como ese enemigo a abatir.
¿Cree que en Occidente no ha habido un debate serio sobre esta cuestión?
Lo que hay fundamentalmente en Occidente es una mezcla de ignorancia y estereotipos negativos respecto al Islam, y eso es un problema serio que tenemos que plantearnos cuando ya tenemos población musulmana viviendo en nuestras propias sociedades. Están aquí para quedarse en buena medida. Llevamos décadas apoyando a regímenes políticos en las orillas sur y este del Mediterráneo que no se distinguen precisamente por su perfil democrático ni por sus derechos humanos ni nada parecido.
Entender que Erdogan en su día pudo ser un modelo es algo que debíamos haber promovido de forma más clara, y sin embargo a Turquía también la estamos tomando el pelo, dicho en términos llanos, en la medida que mientras que la ofrecemos la candidatura de adhesión a la UE, por otro lado la exigimos unas pruebas que no exigimos a ningún candidato antes.
De tal forma que la sociedad turca puede o ha ido experimentando en estos últimos años la sensación de que no son deseados en Europa o para ser más concretos en la UE, y por lo tanto eso está debilitando a gobiernos que podían haber apostado de forma más clara dentro del club comunitario en abrir espacios a otras voces respecto al mundo turco que pueden desviar a Turquía del camino adecuado para sus propios intereses y problemas, y en eso estamos metido actualmente. Por lo tanto sea por interesada ignorancia o estereotipos, se transmite la idea de que todo lo que huele a Islam huele mal, y que por tanto tiene que ser erradicado.
¿Es Erdogan sincero en su lucha contra el ISIS?
Siempre vamos a movernos en esas dudas. ¿Tiene una agenda oculta Erdogan? ¿tienen una agenda oculta los islamistas radicales de tal manera de si se les permite participar en el juego democrático va a ser una vez y nunca más? Porque una vez que conquisten el poder, van a impedir que vuelvan a repetirse…es una duda existencial con la que vamos a tener que movernos, pero mientras tanto, el seguir apoyando a regímenes políticos escasamente respetuosos con los Derechos Humanos y con el Estado de Derecho, es algo que ya teníamos que haber comprobado y que no sirve para nuestros intereses en la zona, y que por lo tanto deberíamos de haber abierto espacios hacia nuevos interlocutores. Erdogan, Turquía, de forma más genérica, está claro que ha mirado para otro lado en relación con el yihadismo que ha cruzado sus territorios durante estos últimos cuatro años, permitiendo que muchos de los llamados combatientes extranjeros llegaran desde otros países europeos y de otros países de la región, atravesando sus fronteras con Siria y por lo tanto eso es una responsabilidad de Turquía porque ha jugado con fuego, un fuego con el que también se ha quemado el mismo estado turco, y por lo tanto tendrán ahora que ver como reconducen la situación, de ahí que Turquía comience a mostrar la idea de que Bashar Al Assad sea un interlocutor válido para mañana o incluso de que empiece a insinuar la posibilidad de incluir fuerzas terrestres dentro del territorio sirio para crear una zona segura dentro de sus fronteras. Quizá sea demasiado tarde.
¿Se contempla que el Assad continúe en el poder?
En la búsqueda de soluciones a Siria, una vez de que se asume la idea de que no hay solución militar, está claro que hay que buscarlas en el ámbito político, lo cual no quita que se haya abandonado la vía militar. Vamos a seguir viendo un incremento de las operaciones de ataques aéreos de diferentes países, con la suma de Francia y Reino Unido, y a continuación otros, vamos a ver operaciones terrestres de aliados locales que van a complicar las cosas a Daesh en Siria pero se entiende claramente ya como antes apuntaba que Bashar Al Assad y sus fuerzas leales dejan de ser el enemigo para comenzar a ser poco a poco un aliado. En esa misma línea en el punto que estamos situados ahora a finales de noviembre del 2015 en sí habrá algún hueco personal para el propio Bashar Al Assad en ese futuro de solución diplomática, bien no lo hay. Es ahí es donde se están acercando las posiciones hasta el punto de que quiénes eran intransigentes diciendo que en ningún caso, ahora empiezan a mostrar que quizá en términos temporales, es decir, hasta que acabe su mandato presidencial, o de aquí a un año del momento en que se firme un acuerdo con rebeldes hasta un año después en el que se celebren elecciones que puedan dar cabida a una constitución y un nuevo tiempo político, parece que se asienta este idea, añadiría que desgraciada idea, puesto que ( el presidente sirio) es el responsable máximo de toda la violencia en el país, y no puede ser la solución al problema que el mismo ha generado como un mal menor y parece que son muchos los que empiezan a aceptar su presencia.
En cuanto lo que sucede en UE, París como referencia y ahora en Bélgica también, es algo que podemos pensar como una sobreactuación de unos gobernantes como los franceses en los que Hollande trata de cerrar el flanco del FN en clave electoral, y por lo tanto entendiendo que o bien aumenta su perfil militarista o belicista de comandante en jefe tras las críticas del FN o bien va a tener muy malos resultados en las elecciones generales, por lo tanto hay una sobreactuación que se puede entender, aunque no comparta
Lo mismo sucede con el Gobierno belga, un gobierno que ha mirado para otro lado ante ciertos problemas que tiene en su propio país y que ante las críticas de su propio gobierno está intentando sobreactuar, paralizando completamente la vida en Bruselas. Es algo inaudito. Ni en Madrid, en el 11M del 2004, ni en Londres en 7 de Julio del 2005 ni el 11 de S del 2001 se paralizó la vida. Y eso no quiere decir que no haya capacidades para detener a quienes atentan contra la vida de la población civil, pero si entramos en un escenario de excepción, que policialmente sirve para bastante poco, lo que hacemos es aceptar la derrota frente al terrorismo yihadista porque han conseguido paralizar nuestro países y les estamos enviando un mensaje a los yihadistas, en el que cada vez que quieran provocar algo de esta magnitud, basta con que amenacen, ni siquiera es necesario que lleven a cabo un atentado, con que muevan determinadas conversaciones en los sistemas de telecomunicación de los servicios de inteligencia para provocar una sobrerreacción por parte de los Gobiernos, con lo cual nos habrán vencido. Ojalá eso no ocurra.
¿Son los musulmanes de 2 ó 3º generación una amenaza para nuestro continente?
Son sobretodo una realidad que nos muestra, moolenbeck puede ser ejemplo, que no ha sido integrado de manera exitosa en nuestra propias sociedades. Recordemos que los terroristas de París eran de nacionalidad francesa o belga, por lo tanto recordemos que estamos hablando de individuos que han sido educados en países occidentales y que por diferentes razones no se sienten integrados en su comunidad de referencia, con lo cual hablamos de fracasos en procesos de integración y eso es a mí lo que me transmite una situación como la de moolenbeek, en Bélgica, luego ahí tenemos una asignatura pendiente fundamental, ya no solo pensando lo que hay que hacer fuera sino en nuestra propias casas, como evitar la radicalización de ciertos individuos que acaban por pensar en un momento determinado que la violencia es la única fórmula que tienen en sus manos para acabar por resolver sus problemas, luego, habrá que pensar otra vez en educación, en medios de comunicación, en políticas de integración laboral, en políticas sociales que atiendan a la población para que por una cuestión como la piel o los apellidos no se sientan extraños en su propio país. Lo que está ocurriendo es que esos individuos ni se siente occidentales ni tampoco parte del país del cual proceden sus padres, ni sus abuelos, y por lo tanto se unan a la bandera del yihadismo y la religión como única manera de estar a gusto consigo mismo y eso puede llevar a derivas muy preocupantes incluyendo las terroristas.
PV